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Entrevista a Mónica Delgado

«La crítica es un puente para relacionarme con la gente que quiere ampliar un poco más su lectura de las películas»

Publicado: 2019-06-27
Mónica Delgado se desempeñó profesionalmente como crítica de cine con su primer trabajo en el Diario Oficial El Peruano, en 1999, donde escribía una columna cada jueves. Su pasión por el cine surgió algún sábado de inicios de los ochenta, cuando su mamá la dejaba en el cine porque no tenía para pagar una niñera. Comunicadora social sanmarquina, ha escrito en diversos medios nacionales e internacionales, espacios donde ha visibilizado sobre todo un cine al margen de las carteleras. En el 2012, junto al crítico José Sarmiento, fundó Desistfilm, una revista bilingüe sobre cine experimental e independiente, que le ha permitido cubrir festivales en diversas partes del mundo y dejar en claro que en el Perú hay un bastión para la crítica de cine con compromiso, seriedad y militancia.

«Desde los cuatro hasta los doce años he visto de todo: películas de acción, de kung-fu, de peleas, de fantasía. Muy poco cine como para mi edad»
Desde niña voy al cine, desde mis primeros recuerdos. A mi mamá le gustaba llevarnos los sábados y domingos, no tanto porque ella fuera cinéfila sino porque el cine era como el televisor o el iPad de hace cuarenta años. Nos dejaba muchas veces y después nos recogía. Veía una película tras otra, cine continuado. A partir de eso descubrí que me gustaba ver cine y las cosas alrededor del cine: recortaba los pósters del periódico, los afiches, me gustaba leer las notas sobre cine. En la universidad empecé a ir a la Filmoteca por el mismo entorno universitario de amigos que admiraban a Fellini, Scorsese, Bergman, y así fui descubriendo a otros cineastas. Como me gustaba la poesía y el cine, me dijeron «por qué no escribes sobre cine». Empecé a hacer mis primeros textos para fanzines de San Marcos o para cineclubes que daban volantes.
«Si a muchos les costaba años obtener una columna, a mí me costó unos meses debido a que siempre fui entusiasta y supe transmitir mi pasión por el cine»
Mi primer trabajo fue precisamente haciendo periodismo cinematográfico: escribía una crítica de cine todos los jueves cuando tenía 19, 20 años. Tuve la ventaja de que el director de un diario fuera mi profesor en San Marcos y como sabía que me gustaba el cine, me ofreció tener una columna. Mis profesores y mis amigos sabían que me gustaba el cine y eso me abrió una puerta. Escribí en El Peruano, en Expreso, luego en revistas, artículos esporádicos en algunos medios, hasta que vi una oportunidad en Internet. Abrí un pequeño blog que se llamaba Una crítica por día, colaboré en la página de Ricardo Bedoya y me junté con un amigo, José Sarmiento, para abrir una revista que motive la visibilidad de un cine distinto, óperas primas, películas muy independientes o cine experimental. Paralelamente, trabajo como servidora pública desde hace quince años porque me interesan mucho las políticas públicas y la educación.
«Discuto más de cine peruano afuera que acá»

Desistfilm es una revista digital peruana bilingüe que permite conocer nuevas películas y acercarse a cineastas: hacemos entrevistas y crítica de cine. También organizamos muestras, conversatorios y seminarios para hablar de cine peruano, de cine experimental. Elegimos ser un medio digital sobre todo por un tema de costos. Con José Sarmiento mantenemos con nuestros propios recursos la revista y no quisimos tener espacio publicitario para mantener la independencia al 100%. 

La revista me ha permitido acceder a nuevos círculos de difusión del cine latinoamericano y peruano. Por otro lado, he podido conocer los contextos internacionales de los festivales. He viajado porque me han invitado a ser jurado o a dar algunas charlas o seminarios. Gracias a eso he conocido muchos países que nunca pensé que iba a conocer.

Desistfilm pertenece a una tradición crítica, contribuimos a mantener esa imagen de una cinefilia dura, de unos críticos peruanos comprometidos (así como sucedió con Hablemos de cine en los sesenta y setenta). Lo mejor que me ha traído Desistfilm es ser parte de nuevos círculos de discusión de cine (en el Perú el debate es aún muy pobre, salvo en grupos más académicos, de investigadores que no son necesariamente críticos y que vienen de las ciencias sociales). Esos  círculos están integrados por críticos de Brasil, Ecuador, Colombia, Argentina, Chile, México.

«Es muy positivo que haya tanta diversidad de festivales como existen géneros o tendencias en el cine»
Me parece genial que se mantengan y crezcan festivales como Transcinema, Outfest, Insólito, etc.: permiten que el público acceda a las películas. El problema es cuando vas a funciones casi sin gente (aunque los highlights del festival estén llenos) y las entradas son muy caras. Hay dos visiones: el festival como espectáculo y el festival como aporte para acercar un cine distinto a la gente. Los festivales son espacios alternativos a las carteleras, son espacios para conocer a los cineastas, intercambiar experiencias. Son encuentros no solo para ver cine, sino encuentros de mercados. Estamos lejos de eso. La Semana del Cine de la Universidad de Lima me parece muy buena iniciativa porque es gratuita y la universidad tiene un rol social con la comunidad universitaria y hacia afuera.
«Cuesta verle el lado positivo a la nueva ley de cine»

Entre tantos proyectos todo ha quedado fusionado por el congresista Francesco Petrozzi en una ley que recoge en parte lo que durante años la comunidad audiovisual ha intentado colocar. La nueva ley de cine apunta a duplicar la producción de películas, pero no implica la creación de un fondo estable para el cine. Lo positivo es que hay plata: se va a aumentar de 2 000 UIT a 6 000 UIT. Habrá más producciones, más concursos. Es un incentivo fiscal para algunas empresas productoras. 

Es un tema complejo, falta una mirada integral para atender la diversidad del cine peruano. Falta descentralizar las políticas públicas, que los gobiernos regionales den plata no solo para el cine, sino para el audiovisual. Falta mucho más para un cine que muestre una diversidad no exotizada, para la postal, de exportación.

Lo más negativo es que no aparece casi nunca la figura del distribuidor y del exhibidor con deberes. Aparece un contrato que dice que «ambas partes acordarán», pero el Estado no tiene ningún dominio sobre ese contrato. No hay sanciones si el exhibidor no cumple. Y deja de lado lo más elemental: ¿cómo la gente llega a ver las películas?, ¿cómo los cineastas más jóvenes encuentran oportunidades? Hace falta generar espacios de formación. Cómo piensas un circuito de cine o generar la semilla de una industria de cine cuando no tienes cinemateca ni escuelas públicas de cine. ¡No tenemos una sola librería de cine o del audiovisual! Un estante en una librería grande no lo es. Hay poquísimas presentaciones de libros de cine.

«Faltan liderazgos femeninos en el audiovisual peruano»

Contar con un espacio como el Festival de Cine Peruano Hecho por Mujeres visibiliza su trabajo, sobre todo en cortometrajes. Hay mujeres haciendo películas con mujeres: directoras, productoras, fotógrafas, editoras, sonidistas. La mayoría de trabajos audiovisuales viene de universidades, colectivos feministas o grupos como la Escuela de Cine Amazónico o DocuPerú, que son espacios de difusión.  

En el cine peruano no tenemos un ícono mujer (no necesariamente feminista). No hay una Lucrecia Martel aquí. En Argentina como ella hay diez: mujeres que están reflexionando sobre el cine, que están pensando en los circuitos. Eso falta acá: voces.

«Se puede escribir una contrahistoria desde el género»

Creo que el feminismo genera resistencia en mucha gente, pero ayuda a repensar el canon literario, cinematográfico, de cómo se ha hecho la historia. Para mí es fundamental revisar el trabajo de Magda Portal, Ángela Ramos, María Wiesse, Blanca Varela (que firmaba como hombre). Ellas me ayudan a construir una historia de la crítica distinta. La resistencia es estimulante.  

María Barea (documentalista, cineasta peruana del Grupo Chaski) es la cineasta menos valorada del cine peruano. Si buscas algún libro de algún historiador de cine peruano solo encontrarás una línea sobre ella. Es injusto porque ella es sumamente interesante y es una cineasta activista que rompió palitos con Chaski porque la ninguneaban. ¿Por qué ella no puede ser más visible para las nuevas generaciones de mujeres? Es sumamente inspiradora. Sus películas son sobre mujeres domésticas, excluidas. Para mí es un ejemplo de resistencia y por eso el Festival de Cine Peruano Hecho por Mujeres le hizo un homenaje.

«Hemos perdido esa capacidad de ver el cine desde lo más simple»

El espectador peruano tiene la autoestima baja. Estamos acostumbrados a decir que nunca estrenan nada; si traen la última película de Kusturica y te cuesta 50 lucas, pagas tus 50 lucas. Se cree que tenemos que conformarnos porque alguien tuvo la buena idea de hacer un festival con entradas que cuestan S/ 20. Entré hace unos días a la página del Festival de Cine de Lima y ¡un abono está a más de S/ 300! OK, eso puede pasar con una iniciativa privada, pero no con un festival subvencionado por el Estado.  

Hace poco fuimos a una retrospectiva de Kubelka, presentada por una curadora uruguaya para el Festival de Cine Al Este, y estuvo genial y mucha gente preguntaba cosas elementales porque no hay espacios formativos ni de discusión del cine. No nos cuestionamos cómo vemos el cine: hay salas con malas condiciones, el proyector está con una luz que parece una vela, hay problemas con el subtitulado. Los espectadores ni siquiera llenan el Libro de Reclamaciones.

«La crítica para mí es un nexo con el espectador»

Como críticos, analistas, periodistas, damos al espectador más oportunidades para ver las películas. Estoy convencida que todo el tiempo estamos aprendiendo a ver. Lo que más valoro de la crítica no es solo escribir: me gusta mucho relacionarme con la gente en los talleres y proyecciones. Aquí mismo en el Cineclub de la Universidad de Ciencias y Humanidades todos los martes la gente, con sus preguntas, te hace pensar en los temas, los argumentos. Pero el cine es mucho más: es punto de vista, montaje, luz, música, y eso me gusta compartirlo con las personas y que las personas lo compartan conmigo. Nos estamos retroalimentando. Mi cuenta de Twitter, donde comento sobre la actualidad del cine en el Perú, es mi modo de acercarme a un público más joven aún. 

No veo a la crítica como un ejercicio muerto, egocentrista, esnob (como muchos creen) al comentar películas que nadie ve. Ahora las oportunidades son infinitas con lo que te da Internet, la piratería, las plataformas online. ¡Muchos cineastas ponen sus películas gratis! Entonces ya no hay excusas: las películas están ahí. Las críticas también están ahí para darte un punto de vista distinto. Ese es su valor: así pasen cien años vas a encontrar un texto que te diga algo importante de ese momento en que se vio la película, de ese contexto específico. También me gustaría publicar un par de libros sobre temas que puedan aportar a la historia de la crítica del cine o del análisis del cine peruano.

Cinco películas peruanas
Esta pared no es medianera (Fernando de Szyszlo), Hijas de la violencia (María Barea), La huella (Tatiana Fuentes), Gen Hi8 (Miguel Miyahira) y Wiñaypacha (Óscar Catacora).
Cinco películas

La mamá y la puta (Jean Eustache), The other side of the wind (Orson Welles), Zama (Lucrecia Martel), Retrato de una mujer en llamas (Céline Sciamma) y Una tierra imaginada (Yeo Siew Hua).


Entrevista realizada el martes 18 de junio del 2019 en el Cineclub de la Universidad de Ciencias y Humanidades (Breña).


Escrito por

Ana Rodríguez

Lima, 1981


Publicado en

Los jueves

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