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Entrevista a Armando Ezquerra Hasbun

«Hay que aprender a amar y sentir placer haciendo lo que a uno le encanta hacer sin descuidar el cariño que hay que devolver a los colegas, los mentores y las asociaciones que velan por nosotros»

Publicado: 2021-03-25
Nació en Lima y tiene un grado en Psicología y Estudios Internacionales, así como una maestría en Lengua y Literatura Castellana. Emigró a EE. UU. muy joven y es considerado un experto en traducción e interpretación. Como intérprete certificado, brinda servicios a las cortes federales y está acreditado por la ATA como traductor en la combinación inglés-castellano. Asimismo, se desempeña como instructor certificado que prepara intérpretes en el área médica, expositor, consultor y profesor adjunto de la Universidad La Salle (Filadelfia), donde enseña traducción e interpretación en el programa de maestría. Gracias a su labor como intérprete en la Alcaldía de Filadelfia, Ezquerra es un puente de acceso a la información para la comunidad latina en momentos críticos.

¿Qué lo motivó a elegir la carrera de intérprete?
Con la perspectiva del tiempo he llegado a creer que no fui yo quien escogió la carrera, sino que la carrera me escogió a mí. Enseñaba español como segunda lengua y se me pidió colaborar con un proyecto de transcripción y traducción; más adelante trabajé como intérprete sanitario y luego legal, y sencillamente me enamoré de lo que ahora es mi profesión. Las destrezas básicas siempre estuvieron presentes y en el transcurso de mi formación profesional, los idiomas siempre me interesaron. Poder moverme entre una lengua y otra y conocer sus respectivas culturas fue algo natural. El poder ayudar a otros a comunicarse y ser bien recompensado por ello fue la cereza del pastel.
¿Cómo complementó su aprendizaje formal?
Contaba con dos licenciaturas, maestría (en Lengua y Literatura) y estudios doctorales en Filología, pero no tenía un aprendizaje formal como intérprete o traductor. Tuve que empezar con el desarrollo y fortalecimiento de las destrezas básicas con un acercamiento práctico porque quería ganarme la vida interpretando. La meta era alcanzar los hitos que aún representan las certificaciones que abren las puertas a la práctica real de la profesión. Y pude acceder a las más altas, felizmente. Una de las bendiciones de esta profesión es satisfacer la perenne curiosidad de saber cómo traducir algo que nos reta.
¿Cómo ha cambiado la carrera de traductores e intérpretes en los últimos años?
La tecnología ha sido, es y será el gran elemento disruptivo de los paradigmas existentes. Cuando empecé en esta carrera, el modelo de compensación entre agencia e intérprete se adhería a porcentajes fijos de acuerdo al lugar y las traducciones se pagaban, en gran parte, según las tasas prevalentes en un mercado determinado geográficamente. Con la consolidación de Internet, no importa desde dónde se realiza una traducción: lo cual amplía el margen de oferta, incrementa la competencia y reduce los costos. Asimismo, en tiempos de pandemia los intérpretes pueden ofrecer sus servicios de forma virtual desde una computadora en cualquier lugar del mundo, lo que incrementa la oferta, incentiva la competencia y reduce la compensación. A todo esto, la respuesta es ofrecer la mejor calidad. El cliente o la agencia que busca y exige calidad, migrará a quien la ofrezca siempre.
¿Qué recomendaciones le daría a un intérprete que recién empieza su carrera?

Que empiece con un proceso de expansión: destrezas, datos, contactos, experiencias. Durante esta fase debe identificar qué es lo suyo y qué no (o qué no debiera serlo). También en esta fase debe estudiar los arquetipos existentes en la profesión para moldear su carrera según lo que quiera hacer el resto de su vida profesional. La siguiente gran fase es una de reducción: saber qué trabajos, condiciones, agencias, clientes y situaciones rechazar. Aprender a quiénes decir «no» porque se han logrado las metas propuestas.

Cabe señalar algo de gran trascendencia que a menudo se ignora: el ángulo comercial de la práctica profesional. Es fundamental cómo cotizar, cobrar, atraer y retener clientes y cómo manejar una imagen personal y profesional ante el mercado, frente a los colegas y en las redes sociales. Asimismo, hay que tener en cuenta cómo tributar e invertir en el desarrollo profesional, cómo planificar costos, gastos, vacaciones, jubilación, incapacidad, tiempos de vacas flacas. También hay que aprender a cuidarse uno mismo, cuidar sus herramientas de trabajo, purgar la mente y el alma de todo contenido, vivencia y persona tóxica. Y lo más importante: cómo amar y sentir placer haciendo lo que a uno le encanta hacer sin descuidar el cariño que hay que devolver a los colegas, los mentores y las asociaciones que velan por nosotros.

¿Qué me podría comentar sobre el protocolo y las buenas prácticas en la interpretación presencial o remota?

Que pese a que la interpretación telefónica y por video se desarrolla hace décadas, muchos usuarios tradicionales de servicios presenciales no están habituados a ellas y nos corresponde, elegante y cortésmente, educarlos sobre cómo realizamos un mejor trabajo profesional con su cooperación. Los protocolos existen no solo porque validan el respeto que merece la profesión, sino porque destilan principios éticos y sirven para evitar problemas.

¿Qué recursos emplea en sus interpretaciones?
A mí se me capacitó a la antigua, es decir, con libreta de apuntes, lápiz y diccionario. Los diccionarios ahora son electrónicos, pero yo aún tomo notas manuales incluso cuando estoy interpretando al mismo tiempo que escribo. El portar la libreta es más un ritual y un mecanismo psicológico de seguridad para mí. Con la interpretación remota ya no tomo notas a mano, sino que lo hago virtualmente con diferentes dispositivos y programas. También hay que tener los equipos adecuados para transmitir imágenes y sonidos; es básico contar con iluminación.
¿Cómo son las certificaciones y exámenes para ejercer como intérprete en EE. UU.?

En el ámbito médico existen dos certificaciones nacionales: una con nivel general y otra restringida a ciertas lenguas meta. Estas son las de la CCHI (Commission for the Certification of Healthcare Interpreters) y la NBCMI (National Board for Certification of Medical Interpreters). Tomar estas certificaciones precisa ciertos requisitos que pueden verse en sus respectivas páginas web. En el área legal hay dos niveles de certificación: la estatal y la federal. Las certificaciones estatales varían en contenido, requisitos y costos, según el estado que las administra (aunque muchas comparten criterios e incluyen un modo de convalidar los resultados de otros estados). Por lo general requieren un 80% para aprobar las tres destrezas básicas de interpretación (simultánea, consecutiva y traducción a la vista) y una sección de conocimientos del sistema judicial de ese estado, así como términos y conceptos legales básicos (todo esto en inglés y en formato de opción múltiple). Pensilvania (mi estado) también incluye una sección de traducción de 10 oraciones y el proceso toma aproximadamente un año.

El examen federal se ofrece cada dos años y su proceso toma también un año aproximadamente. Empieza con un examen escrito de opción múltiple similar al GRE (Graduate Record Examination) o a un examen de admisión a la universidad que solo cubre el conocimiento gramatical de ambas lenguas (incluyendo contenido de traducción entre ambas lenguas). Un 20% de los solicitantes normalmente pasa esta prueba y toma el examen oral de producción que cubre las tres destrezas básicas y que es aprobado por aproximadamente un 4% de los candidatos. Hay que considerar que ambas certificaciones son exámenes de mínimo desempeño. Obviamente una certificación federal es difícil de obtener, es muy prestigiosa y supera cualquier certificación estatal. Algunos estados también aceptan la certificación de la NAJIT (National Association of Judiciary Interpreters and Translators), que dejó de darse en el 2012.

¿Cómo fue su experiencia trabajando con Donald Trump, Carlos Menem y otros presidentes?
He podido interpretar para muchos políticos célebres y es distinto oírlos en campaña que en otros foros. Pude interpretar para Trump durante una entrevista en vivo para la televisión panameña en el contexto de una campaña de relaciones públicas para potenciar una torre que había construido allí. Me pareció un hombre astuto, acostumbrado a sacar ventaja de toda coyuntura y que logró limpiar su imagen. Traduje un discurso que Carlos Menem iba a dar en Washington que gustó tanto que, meses después, cuando asistió como invitado estrella a la Convención Nacional del Partido Republicano de los Estados Unidos, me buscaron para ser su intérprete personal y aprendí bastante sobre cómo se maneja una imagen pública. He interpretado para Bill Clinton en contextos comerciales y para Hillary Clinton en contextos políticos. He sido intérprete también de Óscar Arias, premio Nobel y expresidente de Costa Rica, notable por su empatía.
¿Por qué es tan importante la ética profesional?

La ética es un bien siempre valioso, a veces inefable y a menudo elusivo para muchos intérpretes. Es importante porque es un mecanismo de protección: protege nuestros actos, nuestra reputación, nuestros clientes, nuestra profesión. En una carrera en la que ser autónomo es la norma, te van a llamar nuevamente, en gran parte, por tu reputación. Y tu reputación se va a construir en gran medida por tu capacidad y tu ética profesional que lo abarca todo: cómo te relacionas con tus colegas, cómo te comportas con profesionales que son poco profesionales, cómo trabajas en equipo, cómo gestionas los conflictos de interés reales y los percibidos, cómo gestionas los errores, etc.


Entrevista realizada el jueves 11 de febrero del 2021 por e-mail. 


Escrito por

Ana Rodríguez

Lima, 1981


Publicado en

Los jueves

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